Vieja Mansión Deneb

Layla escribió:

La extraña mujer se disculpaba por traerle recuerdos dolorosos.

-- No te preocupes, para mi los recuerdos son muy preciados, ya que perdí los de casi toda mi vida, y a Gabrielle siempre lo recuerdo con alegría.  Respondió y dejo ver una sonrisa.  Las palabras de la chica encerraban cierta verdad, era irónico, pero a veces entre tanta gente algunos se sienten solos igual.  Ella lo abrazaba, y por un momento se sintió tranquilo, alegre, como si se tratará de su mamá.

Le llamo la atención cuando hablaba de morirse o encontrar un compañero como él, quizás en algún punto la mujer se había sentido tan sola que intento quitarse la vida, no era algo que le fuera a preguntar de todos modos.

-- Me quedo con la segunda opción, es menos... drástica.  Respondió frente a eso mirando con sus ojos expresivos a la mujer.  Seguía escuchando las palabras de Layla, cuando mencionaba que no había nada en el mundo para ella, y el pequeño Arrows podía ser el corazón que buscaba.  Le parecía un poco mucho, pero parecía sincera.

-- Cuando estaba en el hospital era lo que pensaba, que no tenía nada en el mundo, ahora tengo mis hermanos vástagos, y si tú de quedas con nosotros ya no estarás sola.  Le dijo a la joven como tratando de levantarle el ánimo.

La mujer pregunto si podía confiar en él, realmente tenía su rostro muy cerca, estaba a punto de responder, pero se quedo mudo cuando apoyo su mano en su pecho para sentir su corazón.  Lo que sucedió a continuación lo puso algo nervioso, la chica besaba sus labios, ni siquiera pudo responder a la pregunta de confianza.  Observó como la mujer se alejaba y se retiraba del lugar.

Se sentía como un niño asustado, que quería jugar a ser un hombre, era la primera vez que lo besaba una mujer, la primera vez que no lo veían como un niño sino como un hombre.  El primer beso se lo había dado Garbrielle en su momento de crisis, pero había sido un beso familiar, o al menos así lo sitió en aquel momento; luego en la TBS, cuando fueron atacados, supuso que había sido Gabo, como si se tratará de un ángel, pero ahora presentía que quizás había sido Layla.

Tomo aire, y se tranquilizo un poco, la situación de recién lo había puesto bastante nervioso, y ahora que podía pensar un poco más en frío, no le gustaba nada como la mujer había avanzado de esa manera, cuando apenas la conocía, cuales eran sus verdaderas intenciones.  No sabía que pensar, estaba confuso, puesto que había mirado la chica a sus ojos, y sintió que era sincera, que realmente le pasaba todo eso que dijo... pero había algo que no le cerraba.

-- Y yo puedo confiar en vos?  Se preguntó a sí mismo, no estaba tan seguro de eso.  Se quedo un rato contemplando el cielo, las estrellas, inmerso en sus pensamientos, un escalofrío paso por su cuerpo, presentía que algo raro había en el ambiente con esa mujer, pero no sabía bien que, y no quería juzgar como lo había hecho con Rania, tanto en contra estuvo de ella, y la verdad aquella mujer había resultada confiable, aunque desde que se había llevado el cuerpo de Gabrielle no supo más de ella, quizás no estaba tan equivocado y Rania ahora servía nuevamente a sus enemigos.

Giro nuevamente hacia su piano, para seguir tocando, muchas confusiones, incluso algunos miedos recorrían su cuerpo, y se preguntaba como iba a terminar toda esta historia.

Kisa escribió:.

Luego de un tiempo, el móvil de Omeny vibró y se encendió su luz.

SMS escribió:"-Hola! Estaba despierto. De hecho estoy en el parque, me gusta venir. Trato de aceptar lo que pasó y entenderlo, pero a veces cuesta. ¿Y tú?"

Kisa escribió:^^

Gabrielle / Layla

Layla le sonrió con amabilidad a la chica, las cosas iban a cambiar un poco de forma.

-Oh! Sí, pero aunque estuviera cansada vería con gusto esas películas, son geniales- decía con calma mientras tomaba asiento al lado de la chica -No te preocupes por eso, podría preparar algo para las dos- dijo mirando a la joven con calma y se sonrió -Sí... y el actor que eligieron se me hace muy guapo

Se rió un poco y negó con la cabeza, aunque después parecía triste

-Layla Anderson, un gusto. *parpadeo* ¿Tu hermano? Se ve que lo querías mucho. Lamento hacerte recordar cosas tristes- se quedó callada por unos momentos, cada uno de los chicos le hacían sentirse mal de alguna forma, pero no debía abandonar su misión, una cosa a la vez y nada de sentimentalismos, debía hacer algo -Artista... o eso digo yo- se tapó la boca simulando reír.

Miraba a Omeney, pensando donde estaría su punto débil, como llegar al fondo de su corazón, en eso tomó una decisión.

-Disculpa... ¿Nunca te has sentido sola entre toda esta gente?- la miró a los ojos, con total seriedad -A mi me ha pasado. Sólo ven lo de afuera pero nunca preguntan por lo que hay adentro, no te toman en serio y creen que sólo eres una cara bonita con poco cerebro- comió unas palomitas como con desgano -Viéndolos convivir... me he dado cuenta de lo vacía que estoy... me dio mucho gusto serles útil- comenzó a jugar con su negro cabello -Sin embargo, soy tan tonta que no sé como voy a ayudar a una persona por la que me intereso, eso me hace sentir muy miserable- suspiró y miró hacia otro punto -Perdóname... yo hablando sólo de mi y ni siquiera te pregunté si deseabas escucharme- le acarició el cabello a Omeney

Kevin escribió:

Eitan Chassier

El albino yacía dormido muy plácidamente. La habitación estaba sola para él, ¿qué más podía pedir?. Demasiada paz y el descanso llegaba a él. Se daba la vuelta, envolviéndose con el cubrecama. Parecía que no despertaría durante muchos días seguidos. Su sueño era demasiado profundo.

Inconscientemente, comenzó a rascarse torpemente la muñeca, justo la que mantenía la pulsera que había comprado a Spica. Mientras su cuerpo hallaba la comodidad de nuevo, terminó tirando del accesorio, con éste cayendo entero a un lado de la cama. Brutalmente, Eitan abre los ojos. Comenzó a respirar entrecortadamente mientras sudor frío se asomaba en su rostro. Temblaba un poco como si tuviera fiebre y se encorvaba mientras se abrazaba el abdomen. El estómago le dolía como nunca y la ansiedad por comer era tal que era fácil sacarlo de control.

Se estaba conteniendo allí solo, en aquella cama prestada. No podía moverse más, siquiera para tomar la prenda que se le había caido. Sentía que si hacía un movimiento fuera de su control, desencadenaría la pérdida de su consciencia, como había pasado veces anteriores cuando su sed y hambre de carne humana lo volvía loco. Más que nadie, necesitaría de su "anestésico". Veia aquella pulsera que siempre usaba: si la lleva de vuelta a su muñeca, aquel malestar desaparecería de inmediato. La función del objeto estaba más que clara, por algo le era sencillo adoptar la comida normal sin salirse de control. Sin embargo, unos cuantos vegetales o comida apta para humanos no tendría el mismo efecto en su cuerpo de vástago.  

Grrrr!

Luchó consigo mismo mientras extendía lentamente su diestra para tomar el accesorio. Un poco más y aquella ansiedad desaparecería. Gruñó un poco más, con sus dientes blancos siendo bien visibles. Comenzó de repente a sangrar un poco por las comisuras de sus labios: sus colmillos parecían un poco más largos que de costumbre, por lo que se enterraban en su piel mientras mordía con fuerza. Era evidente que su cuerpo se preparaba para la "caza" respondiendo a la imperante y desesperada necesidad de la bestia que llevaba por dentro en obtener comida "real".

De repente, terminó saltando fuera de la cama. Se arrojó por la ventana, con el vidrio rompiéndose en pedazos. Aterrizó en el exterior y miró alrededor con fiereza. Parecía un animal salvaje hecho humano. Sin embargo, no se movió por unos instantes de lugar. Se tomó de la cabeza: Eitan volvía a pelear consigo mismo por su cuerpo. Terminó corriendo sin saber. En su lucha, se golpeó contra una de las paredes de la mansión. Acabó por convertirse en cachorro y parecía que el blanco león huiría por entre el bosque, pero entonces sus sensibles orejas captaron algo que le detuvo en segundos: una melodía de piano que venía de la dependencia de servicio. El cachorro pareció forcejear consigo mismo por unos segundos hasta que se dirigue al origen del sonido. Atravesó como relampago los alrededores y de esa forma subió las escaleras. Se escuchó un golpeteo en la puerta: Eitan estaba hecho humano de nuevo y se arrojó, sin previo aviso, apoyado de un lado del piano de Kevin.

Sigue tocando, Levin! Sigue tocando!

Ordenó con desesperación al chico en tanto se tomaba de la cabeza. Se veia aterrado de sí mismo. Mientras más escuchaba la melodía, podía sentir que el león que resguardaba en su interior se calmaba un poco, de tal modo que podía mantenerse en sus cabales por más tiempo. Ahora comprendía el por qué solían decir que la música calmaba a las bestias... Tan solo deseaba seguir manteniendo el control al menos hasta que alguien le socorriera.

Kisa escribió:.

El móvil de Omeny volvió a vibrar, con su luz encendida.

SMS escribió:"-Siempre me gustaron los parques de noche, el silencio en un lugar que durante el día es muy bullicioso. Estás... invitada, si quieres. No creo sea buena idea molestar en tu casa a esta hora..."

Los que están con Eitan escribió:

Eitan Chassier

El albino aún seguía batallando contra sus instintos, aunque la música de Kevin le ayudaba a soportar todo aquel peso al menos un poco. En un tiempo, Omeny hace aparición.

W...Wendy... grrrrr!

No alcanzó a decir más. Se tomó de nuevo de la cabeza, con respiraciones entrecortadas. Estaba temblando de nuevo. Era evidente que estaba usando lo que le quedaba de concentración en mantener la cordura. Por suerte, la chica se percató de lo que hacía falta y fue por aquello.

No transcurre mucho tiempo cuando la chica está de vuelta para colocarle la pulsera. Brutalmente sintió un alivio. Respiró muy profundo varias veces, sintiéndose de nuevo muy normal, aunque se veia estupefacto. Todo lo que habia ocurrido en esos segundos, le habia dado un buen susto. De repente, apretó sus puños, viéndose molesto: odiaba sentirse asi, como una bestia sin control, capaz de hacer cosas que temería hacer. Se sentía enormemente frustrado.Sin embargo, no pudo con su fragilidad escuchar la frase tranquilizadora de Omeny. Se le abalanzó encima, abrazándola del torso y escondiendo su rostro en el abdomen de la chica. Aún temblaba un poco y lloraba en silencio usando el cuerpo de la chica para no demostrar su estado. Era la única en esa habitación con la que guardaba suficiente confianza como para acercarse de esa manera mientras era consumido por su frustración.

Está empeorando, Wendy...

Abrazó un poco más fuerte. Su voz estaba temblorosa. En su interior, no cabía la decepción de haberse convertido en algo que no podría controlar adecuadamente,,, Estaba consciente de que era peligroso, pero lo vivido hace segundos, le indicó que el problema podría llegar a otros niveles si no resolvía los requerimientos que le exigía su cuerpo de vástago.

Seguía tocando el piano, en esa noche tan calma, no había escuchado la ventana que se rompía, ni los golpeteo en la puerta, estaba sumergido en su música como si fuera un trance.  Hasta que de pronto algo salto a un lado de su piano, enseguida pego un salto en el asiento del susto y dejo de tocar.

-- Pero que... Eitan...  No pudo decir más ya que el menor de los Chassier le pedía que siga tocando, y así lo hizo, estaba claro que algo le pasaba, otra vez ese descontrol que no era la primera vez que lo veía, estaba asustado, ya una vez casi había terminado con la vida del pequeño Arrow estando fuera de control.

-- Tranquilo Eitan...

No dijo mucho más, notaba que la música de alguna forma lo tranquilizaba, así que siguió tocando, algo tenso.  Por suerte Omeny llego al lugar y se percató de lo que estaba sucediendo.

-- Ve, yo sigo tocando pero apúrate.  Le respondió a la chica que enseguida iba a buscar el brazalete de Eitan, para su suerte hizo rápido.  Se acercaba al muchacho para ponerse su brazalete.

-- Ten cuidado Omeny...  Una vez que colocaba la pulsera en su brazo, el menor de los Chassier se calmaba y Kevin dejo de tocar algo nervioso por la situación, el muchacho se abalanzaba sobra la chica diciendo que se volvía peor aquello.

En otro momento le hubiera molestado mucho todo aquello, y hubiera dicho que representaba un peligro para todos, pero ahora, lo observó, tan frágil y asustado, casi no parecía Eitan.  Y sintió pena por lo que estaba viviendo, empezaba a entender lo terrible que era aquello, sabiendo que en cualquier momento podes perder el control y lastimar a alguien que quieres.

-- Tranquilo Eitan, ya paso, entre todos seguro vamos a encontrar una forma de ayudarte.  Le dijo con voz tranquila, aunque en lo profundo no estaba seguro de que se lo pudiera ayudar de alguna manera.

Kisa escribió:.

La respuesta de Haruki llegó unos 5 minutos después.

SMS escribió:"-¿Segura? Pareces un tanto ocupada con eso. Si quieres voy pero ¿no pasó algo inesperado? Quizás quieras que sea la próxima."

SunakoSan escribió:.

Hendrixkin escribió:.

Kisa escribió:.

Joseph Deneb

Con el escándalo de la caída, la ventana rota y las exclamaciones, naturalmente Deneb bajó desde su alcoba y se acercó adonde se encontraban. Agradeció a Kevin y a Omeny por llegar antes y asistir al chico. Luego, se agachó y tocó la frente de Eitan, con un rostro apenas arrugado.

-¿Cómo estás ahora Eitan? ¿Esto pasó con el brazalete puesto? Dime...

Tocó ahora el pecho del chico. Parecía estar evaluando su situación. Les pidió que le ayudaran a quitarle la parte superior de las ropas, y examinó el vientre del chico de forma directa. Sus manos brillaron del mismo azul aquel que había mostrado con sus cadenas, las que podían atar a una bestia interior.

-Dependiendo de la situación, puede que tenga que colocar un sello a su bestia interior, por un tiempo, hasta que aprenda a controlarla -dijo- pero no me gustaría hacerlo. Confío en que puedas sobreponerte en esta lucha.

Miró al chico y le preguntó:

-¿Qué hago, Eitan? ¿Cuál es tu sensación... podrás o no podrás con ella?

Eitan Chassier

Las palabras de Omeny lo pusieron a pensar. Se calmó un poco pero su rostro aún mostraba algo de molestia consigo mismo. A diferencia de veces anteriores, no replicó ni dijo nada; tan solo desvió la mirada. Odiaba sentirse menos que los otros por esa condición. Se asombró al recibir el abrazo afectuoso de Omeny. Terminó por relajar sus manos. No correspondió el abrazo pero lo sintió tan familiar que terminó por hacerle sentir más tranquilo.

Neh. No hace falta, Wendy. Ya estoy bien.

Dijo, un poco desganado tras la sugerencia de llamar a su hermano. Se dejó caer de espaldas contra el piano de nuevo. Puso su mano derecha en su frente. Se le veía frustrado y muy preocupado a la vez. Llegó entonces el dueño de la casa. ¿Realmente Deneb quería y podría ayudarlo?. Frunció el entrecejo por lo que el hombre había dicho. Con su mano, hizo a un lado la de Deneb para que dejara de tocarlo.

A ver, a ver, Dendé! ¿Estás seguro que sea eso? Ora! Incluso antes de comprar el brazalete, habia momentos en que no tenia este problema. Mi bestia interior sabe controlarse, solo que hay momentos en que....no puede.

Se puso de pie y se quedó mirando fijamente aquel brazalete que amortiguaba su ansiedad. Parecía analizar por sí mismo su propia situación.

Ora...no quedará de otra más que experimentar. Éste asunto me está reventando los cojones y si no hago algo ahora, no creo hayan buenas noticias para mi después.

De algún modo, desconfiaba de las "soluciones" del hombre. Estaba considerando buscar una solución por sí mismo a su problema.

No es que desconfíe por todo en tí o en los cuentos que nos lanzas, papi Dendé...o en Nova o cualquier otro de ustedes con estos temas.Tsk!. Muchas veces sus respuestas a nuestros problemas me hacen enojar, eh!. En esto, toman lo que me pasa como si fuera una simple gripe que se quita con un té caliente. Si Nova casi me manda al zoológico las primeras veces que tuve experiencias asi, ya puedo imaginar lo ilustrados que están con mi problema

Añadió. Miró a un lado con cierto aire de fastidio.

Soy diferente a ustedes, pero tampoco creo que esté pasándome algo sin mucho sentido. Lo averiguaré....Sino, qué onda.

Murmuró, aunque no prosiguió en voz alta con lo que cruzaba por su cabeza en ese momento. Caminó a la entrada de esa habitación. Se detuvo sin mirar atrás.

Ne... les debo una, Levin...Wendy... Odio decir esto, pero......Gracias.

Así sin más, continuó la marcha hacia el piso inferior.

Kisa, Eitan, Kevin escribió:

Gabrielle / Layla

-Gracias Omeney... de verdad. Quizá podrías ayudarme más... busco a una persona llamada Haruki- dijo tranquilamente pero, ya no podía decir más dado que algo había pasado, se quedó de piedra al ver a Eitan en ese estado

-¿Qué clase de padre deja así a su hijo? - dijo furiosa e iba a tocar a Eitan pero se detuvo en seco -Perdón, no es algo que me incumba... de verdad lo siento- dijo impotente ante lo que le pasaba al más pequeño de los Chassier -Espero que el joven se sienta bien- dijo preocupada -¿Quieren que les prepare algo para el susto? - juntaba las manos, quería complacer a los chicos ahí presentes.

En el lugar estaba también Layla observando toda la situación, otra vez se metía donde no la llamaban y criticaba al "padre" de los chicos, pero enseguida se ubico y quiso ayudar.   Por último aparecía Deneb con intención de ayudar, intento analizar la situación de Eitan, pero el muchacho se veía mas molesto que antes, y apartaba la mano de Deneb, no le extrañaba el menor de los Chassier era así, rebelde por naturaleza, y no solía dejarse ayudar, salvo por muy pocas personas, que actualmente se limitaban a dos: Dereck y Omeny.

Lo que más le termino de sorprender de todo aquello fue cuando Eitan se retiraba y les agradecía la ayuda, no era algo que se viera todos los días, sólo asintió con la cabeza, con una sonrisa.  Cuando se retiro del lugar, el pequeño de los Arrows respondía al ofrecimiento de Layla.

-- Ya estoy bien, me asuste un poco, pero por suerte ya se calmaron las cosas, gracias.  Le dijo a la mujer.  La noche se había transformado de ser tranquila y agradable, a tensa, primero lo que había pasado con Layla un rato antes, ahora lo de Eitan.  Se preguntaba que más podía pasar.

Pero no paso mucho para que algo extraño volviera a suceder, desde el balcón llego a divisar a una chica esperando en la puerta de la mansión como para que sea atendida, si bien era de noche, y estaba viendo desde el balcón, notó que estaba nerviosa por como se movía.

-- Quién será? Pregunto a los que todavía se encontraban allí.

Extraña:

Slade y los que estén escribió:.

Joseph Deneb

El dueño de casa asintió ante lo dicho por Eitan. Si el chico quería lidiar con el problema, él lo apoyaría dejando que lo hiciera, sin sellar su bestia interior. Le deseó buena suerte y se dirigió a la cocina.

Allí, por más cautelosa que fuera, vio a Omeny cruzando el parque, yéndose. No hizo nada para detenerla, como hubiese hecho en otros tiempos... consideraba a Omeny como alguien que podía cuidarse perfectamente. Y quizás necesitara un tiempo para acomodar sus ideas.

-Finalmente, están creciendo... -dijo. Casualmente esas dos últimas escenas de Eitan y Omeny, así lo demostraban.

Cuando deambuló un poco más por la casa, encontró a una persona que estaba esperando ser atendida. Entonces salió a su encuentro.

-Disculpa jovencita, soy el dueño de casa. ¿Qué necesitas? -dijo.

Kisa escribió:.

Haruki Midorikawa

El chico estaba sentado en una hamaca y se sobresaltó un poco con el juego... pero como Omeny no tardó en mostrarse, pareció tranquilizarse. Omeny notó que a sus pies tenía un pack de 6 botellitas de cerveza, y tenía una en la mano.

-Pero qué susto... mira que hacer eso en el parque, de noche... -se quejó un poco.

Pero naturalmente, como hacían los amigos. Tomó la mochila sin problemas y sacó algo para comer. Algunos bocadillos. Comió unos y dijo que estaban ricos. Luego tomó un trago de la botella.

-Dudo que bebas, pero puedes tomar una si quieres. -le aclaró- ¿y bien, que pasó con tu hermano? Vi cosas increíbles últimamente, así que puedes contarme cualquier cosa -dijo despreocupado.

Tomó un trago más, y se miró los pies.

-Cuando me siento en la hamaca, y traigo mi pack aquí... siento que estoy flotando. Y cuando lo siento, puedo imaginar... que vuelo, que puedo hacer cosas increíbles como ustedes. Y que... no sé, puedo arreglar las cosas. Volver a ver a mis amigos... pero es estúpido... es sólo un juego de niños -explicó.

Deneb escribió:

Miraba para todos lados, realmente estaba nerviosa y tenía miedo de lo que pudiera pasar, pero tenía que hacer algo al respecto.  Había permitido una atrocidad una vez, no podía volver a permitirlo, no volvería a vivir con esa culpa.  al fin alguien salía a atenderla.

-- Buenas noches Señor.  Saludo algo nerviosa.

--  Tengo entendido que aquí vive un chico llamado Kevin.  Saco de su bolsillo un sobre cerrado, lo mantuvo en sus manos a la altura de la cintura y no le sacaba la vista de encima, lo movía para un lado, para el otro.  Hasta que levanto la cabeza.

-- Este sobre... es para él.  Entrego el sobre a Deneb y se largo a llorar y enseguida empezó a correr alejándose de la puerta, ya había cumplido su cometido.  Aunque antes dijo unas últimas palabras.

-- Que me perdone... y el amigo... no pude hacer nada... lo tienen...  No pudo más y salio a correr alejándose lo mas que podía de aquella casa.

Contenido del sobre:

Slade y los que estén escribió:.

Joseph Deneb

Deneb escuchó lo que la jovencita tuvo para decir y recordó sus palabras. Luego fue a buscar a Kevin, un poco desconcertado por el asunto. Le entregó el sobre al chico.

-Una jovencita te trajo un sobre... parece que hizo algo malo, o algo así, y que alguien tiene a alguien. No tengo idea de qué ocurre pero será mejor que lo veas. De todos modos, mejor ten cuidado, no podemos perder a nadie más... -dijo.

Kisa escribió:.

Haruki Midorikawa

Haruki rió ante el primer comentario.

-No es que me de miedo, pero si me tapan los ojos de pronto... -se excusó.

Vio que la deportista tomaba una botella y se alegró. No era bueno para un japonés beber solo.

-Ya veo. A su modo, todo el mundo lo tiene difícil -dijopero no creo que sea estúpido el querer ver a mis amigos. Es estúpido pensar que yo podría hacer algo al respecto. Ya está, la mitad están muertos… ese tiempo ha pasado...

Tomó otro bocadillo y después otro trago.

-Me ha pasado algo parecido. El no reconocerme en el espejo, no saber quién soy ni qué hago aquí… no estar seguro de si debí nacer siquiera... -explicó.

Todo eso Haruki lo había experimentado muy fuertemente. Eran resabios de su origen anormal.

-Es doloroso pero, a veces siento que no debería existir. Que todo cuanto hice fue un sueño que salió mal de alguna forma… a veces, por las noches, cuando apago la luz y voy a dormir… siento como si ellos me llamaran… como si ya fuera tiempo de que siga a mis amigos que ya no están, como si no debiera estar aquí... -comentó- pero yo no soy así. No soy un cobarde, como para terminar con mi vida… quiero aferrarme a que haya algo que hacer con mi vida. A ese sueño de niño pequeño…. por más tonto o remoto que sea -dijo, y abrió otra botellita.

Luego sonrió.

-Me siento como atrapado en un drama de Sófocles… con todo y cosas sobrenaturales. Sólo espero que, como en sus obras, al final los Dioses resuelvan todo de algún modo… no estaría mal...

Desde el balcón de la dependencia siguió observando la situación, Deneb recibía a la chica, pero al cabo de unos minutos la mujer salía corriendo angustiada y desesperada, o por lo menos eso parecía desde allí.  Se preguntaba que tanto había pasado o quien era, pero prefirió dejarlo ser, ya esa noche había sido bastante rara como para preocuparse por algo más.

Se sentó frente a su piano, pero empezaba a refrescar, y había perdido un poco la inspiración con los últimos acontecimientos.  En el lugar volvía a aparecer Deneb, con un sobre que había dejado una jovencita supuso que se trataría de la chica que había salido corriendo hacía minutos, lo que le llamo bastante la atención fue que ese sobre fuera para él, y más que viniera de alguien que ni conocía.

-- Para mí? Pregunto con algo de asombro.  Lo próximo que decía Deneb no le encontraba sentido, que había hecho algo malo, que no sé a quien tenía, no le encontraba coherencia a todo aquello, y menos todavía que fuera algo que tuviera que ver con él.

-- Esta bien, lo tendré.  Tomo el sobre y lo miro de un lado a otro, le dio cierta curiosidad y al mismo tiempo algo de miedo, tantas cosas raras habían pasado ya ese día, y esa no dejaba de serlo también.  Después de darle algunas vueltas al asunto decidió abrirlo, lo primero que apareció fue una foto, no podía creer lo que estaba viendo, era él andando en bicicleta con una chica que desconocía.  

Se quedo unos segundos mirando aquella foto bastante tenso, estaba claro que se trataba de alguien de su pasado, o de alguna mala jugada de algún enemigo, todo podía ser.  Pero nada se le venía a la memoria.  La cuestión era que si lo conocía de antes, probablemente ella tuviera información sobre su vida pasada, y eso se tornaba importante para él.

Siguió mirando el sobre, y encontró una carta, de pocas líneas, pero cada una de ellas que leía era como un azote frío a su corazón.  Sus sospechas eran ciertas, la chica sabía lo que había pasado, de hecho hasta había sido participe de algún modo.  Se alarmo al leer que corría peligro, aquellos que una vez le habían disparado en la cabeza sin ninguna importancia, ahora lo estaban buscando nuevamente.  Y para finalizar, más alarmante todavía, esos mismos asesinos tenían en sus manos a su mejor amigo Brian.  

Lo empezó a invadir la desesperación, que iba a hacer, su ritmo cardíaco se aceleraba, empezaba a transpirar, y se le dificultaba la respiración, el miedo lo abrazaba.

Eitan Chassier

El albino aún se encontraba un poco inquieto por lo sucedido. Fue por su teléfono celular que se habia quedado en la habitación de las chicas, aunque se terminó echando de nuevo en aquella cama.

Ne, Mimi... ¿Tú tampoco crees que sea necesario sellar a la bestia, verdad?

Le preguntó a la mascota en su teléfono como si considerara su opinión. El pequeño animal blanquecino en forma de dragón, se echó a correr y volvió a regresarse a la pantalla para mirar con curiosidad a su dueño. El albino cerró los ojos, se acomodó y puso el teléfono en su abdomen, que aún yacía desnudo: la parte superior de su pijama había quedado en la dependencia de servicio aún después que Deneb lo chequeara.

Ora... yo también lo creo...

Respondió a una frase devuelta que solo él conocía. Abrió de nuevo los ojos para mirar al techo. Miró justo a un punto por un rato. Luego elevó su zurda para admirar el brazalete que allí estaba, reprimiendo esa horrible ansiedad que lo había sacado de control hace rato. Se quedó pensando un rato sobre eso y terminó por levantarse de la cama. Bajó hacia la cocina y abrió la nevera, hurgando de nuevo por algo más qué comer.

Kisa escribió:.

Haruki Midorikawa

El chico tomó un buen trago y curzó la botella con la de Omeny también.

-Tienes algo de razón, no quise hacer amigos en la universidad... quizás debí hacerlo. Pero realmente, no me dan ganas... tienen tan poco que ver con mi vida que me resulta difícil... -dijo.

Invitó a Omeny a tomar otra botella, no había problema alguno.

-Está claro que a los Dioses les importamos un bledo... -dijo su teoría- y cada vez hay más gente que se da cuenta...

Aunque claro, sin saberlo, Haruki estaba dando en el centro de aquella historia.

-Tanaka-san, que trabajaba en el orfanato, era maestro de Kendo y Karate. Me fascinaba... a los 6 años le pedí unirme. Asistí hasta el último de mis días, hasta que salí del orfanato. Me encantaba hacer algo que podía disfrutarlo sólo... Tanaka-san se mudó un tiempo después, a Australia... -explicó.

Kevin Iruka

Deneb se había retirado de la habitación en cuando le dio el sobre para respetar su privacidad. Cuando pudo calmarse un poco, y tratar de asimilar esa nueva información de alguna forma, llamo a la casa de Brian pero nadie contestaba. Seguramente el padre con sus influencias estaría tratando de dar con el chico, tenía esperanza en eso, y de que su amigo no salga lastimado, encima por su culpa, porque si lo habían agarrado era para dar con él.

Se lamentaba no haber bajado a atender a la chica, había mucha información que quizás podía darle sobre su pasado, hasta ahora era la única persona que había aparecido de aquella otra vida que no recordaba. No perdió más tiempo y salio a buscarla, corrió hacia el garage y tomo una de las bicicletas para ir más rápido, empezó a moverse por las cercanías, aunque ese lugar no era demasiado poblado, y las oscuridad de la noche hacía todo más difícil. Pero tenía que encontrarla, tenía que saber más.

SunakoSan escribió:

Amanda Grudke

Pasadas varias horas de la noche, Amanda llegó en su camioneta y estacionó en la puerta, entró en silencio por el parque de la casa, pasó por donde solía hacerlo desde la muerte de Haon e ingresó a la casa por la puerta de la cocina.

Al ingresar, se encontró con Eitan hurgando en la heladera.

-Knock, Knock… -dijo golpeteando una de las paredes con su mano diestra, anunciando así su llegada. Al verlo sonrió con tranquilidad, aunque ciertamente se le notaba algo apesadumbrada.

-Qué raro verte cerca de la heladera -bromeó- ¿Cómo van las cosas por aquí? -preguntó con curiosidad.