Rol en Directo: El Señor de los Anillos - Sistema FAE

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Tirada para Hob.

[Puntuación en Sagaz: 2]

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Al ingresar en Fornost, Ereinion descubrió que la ciudad estaba tomada por orcos. Unos cuantos, en una casa grande y todavía sin derrumbar, parecían ordenar a los orcos de bajo rango. Se pavonearon un rato por fuera antes de volver a entrar.

De todas formas, la forma de actuar de los orcos dejaba en claro que por ahora no se preparaban para la guerra, y sus acciones eran más bien cautas como si no quisieran llamar la atención.

Los 10 orcos que Ereinion había visto anteriormente se acercaron marchando de prisa hacia la casa sin derrumbar. Parecían llevar algo de forma redonda, envuelto en un trapo negro. A Ereinion no le sonaba de nada. Pero ahora que estaba dentro de la ciudad pudo ver mejor a ese grupo de orcos. El que iba delante, llevaba casi a la rastra a un prisionero, una elfa bastante maltratada por aquel grupo. Todos entraron, seguramente para presentar el botín a los jefes.

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Estaban ya casi a la sombra de la torre a medio derrumbar cuando Hob sintió que sus pies daban con algo duro que le hizo doler un poco. Enredada entre la maleza, muy difícil de divisar, había una espada corta que para el hobbit era una espada en toda regla.

En el nacimiento de la hoja, tenía un dibujo finamente tallado.


Un árbol, coronado con lo que parecía la luna. Ese emblema era conocido para Hob, el emblema de Ithilien, en Gondor. La relación entre el Principado de Ithilien y los habitantes de Casa Brandi era especial. Meriadoc "el fabuloso" Brandigamo había dado fiestas multitudinarias y muy generosas, donde se recordaba siempre a todos los hobbits que quisieran escuchar las hazañas de la princesa de Ithilien, y las de toda su familia, entre los que se encontraban el Rey Éomer y el Rey Théoden de Rohan.

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Hob

El Hobbit se veía algo ansioso por llegar al lugar, después de recordar todo lo que habían hecho los hobbits de la época del anillo resollvió que ayudar a Éovan en esas ruinas era lo menos que podía hacer. Caminó lo más apresuradamente posible, observando todo a su alrededor y comentandole a Dalbor algunas pequeñas cosas sobre lo que veía.

De repente, se topó con algo que le lastimó en el pie.

-¡Auch! -se quejó y miró rápidamente hacia la zona de los pies- Pero... qué es esto? -el hobbit se agachó un poco para sacar lo que lo había golpeado de la maleza. Con mucho cuidado levantó la espada y la observó desde la empuñadura al filo. Sus ojos se abrieron muy grandes, sorprendido por su hallazgo.

Pero ahí no terminaba todo, no era una espada cualquiera, tenía un símbolo que había visto más de una vez. No tenía que preguntarse de dónde provenía, pues la persona a la que seguía ahora lo llevaba consigo. Elevó la espada y se las mostró a todos, pero especialmente a Éovan y Dalbor.

-Mi señora, me acabo de topar con esto… ¿ve el símbolo? Es el de Ithilien -le comentó, dando a saber que sabía exactamente de lo que hablaba- Pero no entiendo por qué está aquí tirada ¿será de alguno de sus hombres? -preguntó algo extrañado y preocupado por la situación.

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Dalbor

Ahora que Hob había encontrado aquello, se dieron cuenta de que había aquí y allá algunos otros elementos, aunque no tan importantes como una espada. También habían flechas manchadas con sangre. Algunas cimitarras de orco y más adelante, ya en la entrada de la torre, un par de cadáveres de enemigos.

-Guarda bien esa espada, quizás tengamos oportunidad de devolvérsela a su dueño... -dijo Dalbor señalando la entrada de la torre- echemos un vistazo. ¿Les parece, señorita Éovan, Milo?

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Éovan

La mujer se acercó rápidamente a ver la espada que había encontrado Hob.

-Efectivamente, el árbol y la luna, sin dudas es de Ithilien. Esto me suena muy raro… -expresó alzando la vista y mirando un poco a los alrededores. No fue difícil ahora visualizar que la espada no era lo único que había allí, sin dudas había rastros de una pelea.

Sin decir nada más por el momento, la rubia caminó un poco más hasta ver la entrada a la torre. Había algunos cadáveres de enemigos pero ninguno de un guerrero de Ithilien o Gondor. Se volteó enseguida y miró a todos.

-Dalbor tiene razón, quizá alguien se nos adelantó y quizá está esperando nuestra ayuda. Vamos a entrar, con cuidado y en guardia. Si no nos descubren enseguida, podríamos recorrer el lugar y ver qué pasó- afirmó la mujer.

Con ambas manos tomó la capucha que colgaba en su espalda y la extendió por su cabeza, cerciorándose de ocultar el cabello dorado que destacaría dentro de la oscura torre. Luego tomó su espada y comenzó a caminar, muy segura, hacia la entrada.

-Yo voy primero, si no les molesta -les indicó a todos, ya que Éovan no dejaría pasar una oportunidad así para demostrar de qué estaba hecha. Respiró muy profundamente y comenzó a caminar más despacio, intentando prácticamente no apoyar las plantas de los pies en el suelo y buscando hacer el menor ruido posible. Si tardaban en descubrirlos, la ventaja sería notoria.

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Tiro los dados con cauto (+1) para la entrada de Éovan.

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todos escribió:

Hob

El hobbit escuchó lo que le decía su compañero y asintió, notando el resto de cosas que había esparcidas por allí como señal de batalla.

-Si, tienes razón. Espero encontrarlo y poder devolvérsela, perder la espada en un momento de necesidad… no se lo deseo a nadie -bromeó un poco y luego escuchó a Éovan. Finalmente se había decidido a entrar.

En ese momento Hob se preparó para hacer lo mismo, tomó el arma que llevaba consigo y siguió a la rubia mujer a la entrada de las ruinas. Una pequeña gota de sudor cayó por su cien, estaba nervioso y ansioso a la vez pero tampoco quería alarmar a nadie.

Sus descalzos pies se acercaron por fin a la entrada. Yendo lo más sigilosamente posible para un Hobbit se adentró en el lugar, sin saber con qué podrían encontrarse allí. Recordó la advertencia del elfo, pero ahora ya no había vuelta atrás, tenía que ser tan bueno como sus antecesores.

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Tiro con cauto (+3) para la entrada de Hob.

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Dalbor

Dalbor también buscó adentrarse sin ser notado a aquella torre... luego de entrar, comprobarían que tanto habían pasado desapercibidos.

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Tiro 4dF con un Cauto +2

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Dalbor

Dalbor entró en el lugar sin problemas, su condición de Hobbit esta vez se hizo notar y la presencia de él en ese primer piso de la torre no fue percibida. En ese momento se dio cuenta de que Éovan iba muy bien encaminada, pero hacia algo que había en el suelo. Si chocaba con lo que parecía esa cimitarra orca que yacía sobre la piedra, seguramente haría bastante ruido, así que intentó advetirle en voz baja...

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Dalbor gasta un punto FATE advirtiendo a Éovan del peligro de chocar con la espada orca. Su experiencia de experto guardaespaldas le dice que alguien de su alrededor está a punto de complicar las cosas. (Le otorga un +2, la tirada de Éovan queda en -1 y ha sido insuficiente para llamar la atención).

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...entonces, Éovan se detiene en seco... aunque llega a pisar aquella espada en el último instante. El ruido no fue tan notorio como hubiese sido si la hubiera pateado, pero aún así, se quedaron quietos unos segundos, revisando si algún ruido respondía mas allá en la torre. Al cabo de unos segundos, resolvieron que todo estaba bien.

Ahora, era el turno de Milo para ingresar, si es que quería reclamar luego alguna recompensa.

Todos escribió:

Siguieron camino, hasta que Hob tropezo con una espada con el símbolo de Ithilien.  Se lamento por no haberla encontrado él, puesto que hubiera sacado algunas monedas de oro por ella. "Tonto Milo, mira mejor el suelo".  Se dijo a sí mismo como reproche y empezo a estar más atento por si encontraba alguna cosa valiosa.

Se asombro cuando Dalbor le dijo que la guardará para devolverla al dueño, que tontería, si encuentra algo así en el medio de la nada, sería suya, ningún devolver.  Asintió con la cabeza cuando el hobit le propuso echar un vistazo.

Se lamento al escuchar lo que decía Eovan sobre que alguien quizás se habría adelantado, ellos tendrían que ser los primeros, para sacar las mejores riquezas.

-- Quizás fue el elfo con el que nos topamos antes.  Respondió frente a lo que dijo la mujer.

Luego Eovan pidio entrar primero a la torre en ruinas, estaba claro que esa mujer quería hacerse ver, demostrar su valentía, para Milo hasta era mejor, puesto que el que va a delante suele llevarse le peor parte, estaba más seguro en la retaguardia.

Se quedo un poco atrás, ya habían entrado la mujer y los dos hobbit, y hasta el momento no se escuchaban gritos ni pelea, así que parecía seguro, si fuera por él entraría con la espada en alto y a los gritos para ahuyener a cualquier orco inútil que estuviera por ahí, pero como la manada iba de forma cautelosa, no podía ser menos, y trato de entrar con la mejor cautela posible, puesto que no era su fuerte.

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Tiro 4dF con un Cauto +1

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Milo entró en el lugar sin hacer demasiado ruido, seguido por los 5 hombres de Éovan que también se esforzaban por no ser descubiertos.


El aire estaba pesado. Estaba claro que hacía mucho tiempo que el hombre no dominaba esas tierras y todo cuanto se veía alrededor eran viejos cadáveres, tanto de hombres como de orcos, flechas, espadas rotas, telaraña y polvo. Después de recorrer un poco se dieron cuenta de dos cosas. Si giraban una vez más encontrarían una escalera, que iba hacia abajo en lugar de hacia arriba, por lo que se podía pensar que había al menos un subsuelo. Pero justo delante de la escalera había tres orcos.

1: -¿Qué fue del prisionero?

2: -Kurdum pidió que lo dejemos con él a solas... puede que empecemos a escuchar los gritos pronto jajaja

3: -Deberíamos irnos, si nos han encontrado... ya sabes, el Señor ya no está y hay cada vez más hombres por todos lados...

El segundo orco tomó del cuello al tercero.

2: -¿No te enteras de nada Zargat? Daremos vuelta esto en cuanto Kurdum obtenga lo que vino a buscar aquí... en cuanto "ÉL" vuelva, hará de Kurdum su vasallo y todos nosotros tendremos un lugar de privilegio... aunque quizás te matemos ahora y no compartamos contigo ¿verdad? -dijo mirando al primero.

Sin embargo, soltó al tercer orco y rió.

1. -Ya no nos canses con tus tonterías, "Zargat, el cobarde..."

De pronto, unos gritos algo ahogados comenzaron a escucharse. Eran gritos de hombre, claramente.

2: -¿Ves, idiota? Ya comenzaron los gritos... qué lástima, nos estamos perdiendo la fiesta...

Sin embargo, sus rostros cambiaron de pronto, porque en lugar de gritos de dolor, se escucharon gritos de una fiera batalla.

-¡Emyn Arnen! ¡Gondor! ¡Gondor! -se escuchaba, mientras se oía el chocar de metales y algunos gemidos de orcos, a lo lejos. Parecía ser que no había un sólo subsuelo y se oía como si una desesperada se diera con el prisionero en lo más profundo de la torre.

1. -¡¿Q-qué?! ¿Cómo puede ser...?

2. -Mejor vas a ver qué sucede, Zargat...

2. -¿Y por qué yo, eh? ¿Acaso no serás tu el cobarde...?

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Éovan

La rubia respiró hondo y sin hacer sonido alguno una vez percatada de la advertencia de Dalbor, si bien en aquel momento sintió que el corazón podría salir disparado de su pecho logró mantener la calma y siguió hasta que todos, incluso Milo y sus hombres, hubieron entrado a la torre. Al avanzar un poco más, se encontró con el primer obstáculo: tres orcos justo enfrente de la escalera que los llevaba al primer subsuelo.

-Shh… -les indicó a sus hombres en un susurró mientras hacia el gesto correspondiente con el dedo índice.

Al oir lo primero que decían sobre un supuesto prisionero, la rubia comenzó a mostrarse un poco inquieta mientras oía discutir a las horribles criaturas. Fue entonces que unos gritos comenzaron a hacerse oir. Todos pudieron ver como Éovan se irguió y abrió los ojos enormemente al escuchar la pelea y al prisionero gritar el nombre de sus tierras y del reino al que ella pertenecía.

-Tsk, no puede ser -murmuró entre dientes.

El ambiente ya era insoportable de aguantar, y Éovan no iba a dejar que más orcos se unieran al ataque contra alguien que quizá era un amigo suyo o miembro de su pueblo. A toda velocidad la rubia desenvainó su espada y bajó la capucha de su cabeza.

Aprovechando que los orcos aún no se habían percatado de su presencia, Éovan se lanzó al combate sin dudarlo un segundo más porque además sabía que sus hombres le seguirían.

Con la espada en alto corrió a donde estaban los enemigos e intentó dar una poderosa estocada al que estaba más cerca suyo y más lejos de la escalera, la idea era deshacerse primero de ese y luego desgarrar a Zargat, quien parecía ser el encargado de ir primero a los subsuelos.

-No irán a ningún lado! -dijo cuando ya estaba a tan solo centímetros de distancia de lanzar su ataque.

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Tiro 4dF con Energético +2

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Éovan le hizo un profundo tajo al orco más cercano a ella, el que había hablado primero que todos, haciendo que cayera muerto a los pies de sus dos compañeros. Ante los gritos que se escuchaban de abajo y la aparición de la rubia tan de imprevisto, los orcos entraron en pánico. El que se hizo el rudo cayó hacia atrás intentando alejarse de Éovan, pero sucumbió ante los filos de dos soldados distintos, que habían sido los más rápidos en seguir a su señora.

Zagrat sin embargo, logró esquivar al resto de los soldados arrojándose hacia las escaleras, y se perdió entre las sombras del piso inferior.

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Dalbor (Atacar, con Enérgico +3)

-Humm... supongo que el sigilo ya no sirve... nuestro amigo Zagrat nos va a delatar. Eso ha sido algo precipitado, señorita Éovan -dijo Dalbor- necesitaremos estar afilados allá abajo...

Sin embargo, Zagrat había hecho más que simplemente delatarlos.

Zagrat: -¿Lo ven? ¡Allí están! -dijo apenas asomándose con algo de miedo, desde el principio de la escalera.

Había dicho a los orcos que una compañía de hombres había venido a buscar al prisionero, y ahora comenzaron a subir compañeros de Zargat que los vieron y gritaron abalanzándose sobre ellos.

-Mejor dicho, aquí arriba... parece que vinieron a por nosotros. Por mí estupendo...

Dalbor levantó su hacha y buscó, con un ataque, batir las piernas del primer orco que venía a la carrera, para darles una bienvenida feroz.

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Por haber arruinado el sigilo en pos de no contenerse y lanzarse hacia la pelea (como dice su aspecto), decido que Éovan gana un punto FATE.

Los orcos tienen un +1 en Rápido. Cualquiera que tenga al menos un +1 en rápido podrá declarar si quiere Atacar, Defender, Crear Ventaja o Superar Obstáculo, declarar qué es lo que quiere hacer en forma de post, y arrojar 4dF.

(Yo arrojo los dados en roll 20 :P pero ustedes acá. Porque tengo que tirar por 5 soldados, 10 orcos y Dalbor, y además mis tiradas son de GM).

Milo y Hob pueden actuar antes que Éovan, por no haber podido hacer demasiado el turno anterior.

Todos escribió:

El lugar parecía un laberinto, se sentía el aire pesado, olores desagradables, aunque en primer instancia no había visto más que cadaveres tanto de hombres como de orcos, y lo más decepcionante es que entre tantas ruinas no había nada de valor para llevarse de recuerdo.  En un momento Eóvan pide silencio, y se escucha la conversación de tres orcos, Milo ya había puesto su mano en su espada para salir a matar orcos, pero se dio cuenta que la mujer tenía intenciones de quedarse oculta para escuchar lo que decían, así que se quedo esperando con atención.

Los orcos hablaban de un prisionero, en cuanto se empezó a escuchar los gritos de tal, Eóvan no dudo en salir a la batalla, Milo al fin sacaba su espada e iba detrás del grupo, puesto que el lugar era angosto, pero para cuando llegó al lugar ya dos orcos habían muerto y el tercero desaparecido.

-- Ya me perdí toda la acción... Dijo algo malhumorado, pero enseguida se escucho la voz del orco que había escapado, traía refuerzos, iba a tener algo de acción después de todo.  Aunque el que les dio una cálida recibida fue Dalbor, con su hacha, que lanzó a las piernas del primer orco que se asomaba.

-- Hey mezcla de hobit con enano, no te vas a llevar toda la acción.  Dijo con cierta adrenalina, y se lanzó al segundo orco que venía detrás del primero, con su espada en alto, la que bajó con gran fuerza sobre la cabeza del enemigo.

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Tirada de 4dF para atacar con Enérgico +3.

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Dalbor cortó las piernas de aquel orco como si se tratara de manteca. Estaba visto que además de ser fuerte por sus músculos, su hacha hacía un daño importante por el peso y el filo.

La suerte de Milo no había sido muy buena, porque justo cuando estaba a punto de rematar a un orco que había tropezado, otro aprovechó la situación para interponer su espada en la de Milo, impidiendo que el cazarrecompensas se anotara una muerte. Pero hubo algo que Milo pudo ver que le llamó la atención, incluso en ese combate. Detrás de ese orco estaba la escalera y desde el nivel inferior pudo divisar una luz brillante... quizás fuera una piedra preciosa de gran valor, algún cofre con una cara armadura, o alguna joya olvidada desde los tiempos del viejo reino de Arnor. Lo cierto es que sin dudas, algo había allí y le estaba esperando.

Por lo demás, dos de los cinco soldados de Éovan yacían en el suelo, muertos. Sin embargo el resto había matado a tres orcos ya. Dalbor se había anotado con uno. Quedaban seis aún en pie.

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Después de las acciones de Hob y de Éovan, será el turno de los orcos para atacar. Los que queden.

Recuerden que pueden usar puntos FATE para repetir una tirada, o para sumarle un +2 luego de conocer el resultado.

Milo ganará un punto FATE si se abalanza corriendo hacia el piso inferior a pesar del peligro inminente (habrá algo de daño en la acción de esquivar a los enemigos), en busca de esa luz brillante. Si no, deberá entregar el punto FATE por resistirse a la tentación.

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Hob

El hobbit se había quedado algo atrás al comenzar la batalla, sin dudas aún no estaba acostumbrado a lanzarse a las armas de un momento a otro.

Cuando porfin se asomó, todavía quedaban 6 orcos en pie, pero ya había dos hombres de Ithilien caídos. Hob alzó con toda la fuerza que poseía la espada que recién había encontrado, pues es la que llevaba en la mano.

-¡No voy a quedarme atrás! -gritó para luego salir corriendo a toda velocidad sosteniendo la espada con ambas manos con la intención de sorprender por detrás a alguno de los orcos que iban a por Éovan, Milo y Dalbor.

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Tiro 4dF con Enérgico +1

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Éovan

La mujer estaba bastante compenetrada en la pelea, como si no existiese nada más a su alrededor. Era notorio que los gritos del prisionero había hecho que, para la rubia, el tiempo fuera más apremiante que nunca. Sin embargo, dos de sus soldados habían ya caído.

Sus ojos observaron con furia a los nuevos enemigos, especialmente al que se le había escapado.

-¡Gondor! ¡Gondor! -comenzó a gritar, con la esperanza de darle un auxilio de ultimo momento a los que quedaban y al prisionero. La rubia alzó su espada en alto y buscó directamente intentar cortarle la cabeza al orco que más cerca tenía, aunque eran varios los que la rodeaban por lo que no dudó en mover su espada de forma tal que pudiera dañar a más de uno.

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Éovan quiere atacar para bajar lo más pronto posible, tiro 4dF con Enérgico +2.