Rol en Directo: El Señor de los Anillos - Sistema FAE

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Al ingresar en Fornost, Ereinion descubrió que la ciudad estaba tomada por orcos. Unos cuantos, en una casa grande y todavía sin derrumbar, parecían ordenar a los orcos de bajo rango. Se pavonearon un rato por fuera antes de volver a entrar.

De todas formas, la forma de actuar de los orcos dejaba en claro que por ahora no se preparaban para la guerra, y sus acciones eran más bien cautas como si no quisieran llamar la atención.

Los 10 orcos que Ereinion había visto anteriormente se acercaron marchando de prisa hacia la casa sin derrumbar. Parecían llevar algo de forma redonda, envuelto en un trapo negro. A Ereinion no le sonaba de nada. Pero ahora que estaba dentro de la ciudad pudo ver mejor a ese grupo de orcos. El que iba delante, llevaba casi a la rastra a un prisionero, una elfa bastante maltratada por aquel grupo. Todos entraron, seguramente para presentar el botín a los jefes.

Una vez que había logrado ingresar a la Ciudad sin ser visto, pudo observar que el lugar estaba tomado por orcos, y que llevaban a una prisionera con ellos, hasta una casa, una de las pocas que no estaba derrumbada.  La prisionera era una elfa, quizás de su campamento o de algún otro, como sea debía ayudarla, pero eran muchos los orcos en el lugar.

En primer instancia decidió acercarse hasta la casa sin derrumbar, para ver si encontraba alguna ventana, o hueco por el que pudiera escabullirse e investigar que tanto hacían allí adentro con la prisionera, o de que hablaban, para luego ver cuales serían sus acciones a seguir dependiendo de la situación.

Para llegar hasta la casa, usaría las ruinas del lugar, para ir escondiendose y que no fuera detectado por algún centinela u orco que anduviera por ahí, lo haría de forma furtiva.

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Tiro 4dF con Furtivo +2 para ver si Ereinion puede acercarse hasta la casa sin derrumbar sin ser visto.

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Al fin llegaban al último subsuelo, el lugar daba nota de que se había desatado una batalla entre orcos y hombres de Ithilien.  Tanto Eóvan y Dalbor parecían sorprendidos puesto que se suponía no se iban a mandar hombres allí, es más ellos eran los primeros, o eso creían hasta hace unos minutos.

-- Puede que estos hombres vinieran en secreto por el mandato de alguien de Ithillien en busca de algún artefacto.  Milo recordaba sus viajes, había visitado muchas ruinas en busca de artefactos y riquezas, ruinas que se suponían no eran visitadas por el hombre hacía muchos años, y sin embargo se había topado con cádaveres de hombres que vestian ropas de diferentes ciudades, y que estaba claro no hacía mucho habian intentado entrar en esas ruinas en secreto... pero allí tan al Norte era extraño, lo único que tenía claro era que esas riquezas que esperaba encontrar siendo los primeros en llegar tan lejos al Norte, quizás ya habían sido visitadas por otros sin que nisiquiera la Capitana Eóvan lo supiera, eso ponía en riesgo la obtención de esas riquezas.

Camino con cuidado entre los cádaveres de orcos y hombres, siempre agudizando la vista al suelo para ver si encontraba algo de valor, hasta que llego al pedestal que ya estaba siendo examinada por Eovan.

-- Encontrastes algo?  Le pregunto con cierta curiosidad y entusiasmo, para luego examinar él mismo ese pedestal, quizás estaba relacionado con el sol que tenía aquel prisionero.

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Tiro 4dF con Sagaz+2 para ver si Milo descubre algo en ese pedestal y si tiene alguna conexión con el sol.

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Ereinion se acercó hasta la casa sin derrumbar con sigilo y no fue detectado. Si se acercaba por el techo, se escuchaba que dentro estaban destrozando a la elfa a golpes, intentando averiguar más sobre esa "bola" que habían encontrado con ella.

-¿Para qué sirve, eh? ¿Es que es algo importante y quieres engañarnos?

Le preguntaban para qué servía, por qué la llevaba ella y si la había robado de las mismas ruinas de Fornost y pensaba huír con ella.

La elfa sólo gemía con cada golpe y no parecía decir nada, ni poder aguantar mucho tiempo el severo castigo. Las voces de los orcos eran variadas... había una buena cantidad allí dentro, pero Ereinion no podía asegurar con exactitud cuántos eran los enemigos.

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Los soldados de Éovan se quedaron haciendo guardia en la escalera, acceso al último subsuelo, por las dudas de que algún otro orco pudiera entrar al lugar y tomarlos por sorpresa. Por lo demás, Dalbor, Hob, Milo y Éovan ingresaron en esa gran sala circular, un poco más señorial que el resto de la torre, pero igualmente abandonada.

El pedestal tenía talladas unas líneas que se entrecruzaban, tocándose todas en un punto del centro. A Éovan le dio la sensación de ser algo relacionado con el sol.

No fue hasta que no lo dijo, que Milo se dio cuenta de lo que parecía el dibujo. Al parecer, Éovan había pensado un poco más rápido que él, pero quizás el tuviera la llave al acertijo.

Mientras Éovan explicaba lo que le parecía el dibujo, vio de reojo algo que le hizo dar un vuelco al corazón.

Uno de los hombres muertos en aquella cámara... uno de los que eran parte de la compañía de la que el "prisionero" había pertenecido, era un muy conocido amigo de de la familia de Éovan, y ella sabía perfectamente que ese hombre era miembro de la guardia personal del príncipe, así como amigo personal de él. Esa no era una compañía formada al azar, en absoluto.

Aún con la duda en la cabeza, las cosas sólo estaban a punto de empeorar. Hubo un temblor, y el arco de la entrada se desmoronó, aplastando a dos de los soldados de Éovan, y dejando del otro lado -en la escalera- a un tercero.

-¡Señora, señora! ¡La torre entera se mueve! ¡Intentaré quitar las rocas!-dijo el hombre que podía ver lo que pasaba en el nivel superior.

No tardaron en darse cuenta de que hacer algo así, aunque fueran varias personas intentándolo, sería imposible.

-Bueno, o encontramos una forma alternativa de salir, o aquí termina nuestra aventura... -dijo Dalbor, echando mano a Hob tratando de protegerlo.

Okazaki escribió:

Slade escribió:

Éovan

La rubia se quedó observando el diseño del pedestal, quizá ello pudiera ayudarle a concluir qué era lo que había antes y que ahora ya no estaba. Tocó el pedestal levemente con ambas manos.

-Por ahora no mucho -respondió a la pregunta de Milo- Salvo que esto parece formar algo como un sol. -detuvo la frase en seco, observando algo correr directamente a donde estaban los cadáveres de las gentes de Ithilien. Se agachó hasta quedar frente a frente con uno de los cuerpos en particular.

-Este hombre, fue alguna vez amigo de mi padre -con uno de sus puños le dio un fuerte golpe a la pared donde se recargaba el cuerpo- No entiendo por qué no decirme nada de esta misión ¡Yo podría haberlos ayudado! ¿Qué fue lo que vinieron a buscar? -se preguntó llena de dudas e ira.

Aun agachada en el suelo fue que el temblor comenzó. Dos de sus hombres perdieron la vida, pero del otro lado de la escalera uno seguía vivo para avisarles que sucedía. Con cierta dificultad Éovan se levantó y se acercó a donde estaban Hob, Milo y Dalbor.

-Esto no es normal, no estamos en una zona de terremotos… -dijo preocupada a los demás, era evidente que no había forma de salir del lugar.- Quizá sea alguna especie de reto, pero creo que no nos queda mucho tiempo -expresó dando vueltas en el lugar, pensando alguna forma de salvarse de una muerte casi segura.

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Éovan está dando vueltas en el lugar, tiro 4dF con Sagaz +2 para ver si encuentra algo o una pista que le ayude a sobrevivir,

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Hob

El Hobbit no daba crédito a sus ojos, parecía más sorprendido por toda la estructura del lugar que por la batalla que al parecer había acontecido antes allí. El pedestal tenía un diseño hermoso, aunque no logró determinar de qué se trataba.

-Sin dudas lo que había aquí era algo importante, sino lo orcos no hubiesen luchado tanto por defenderlo -mencionó con suma tranquilidad. El Hobbit tomó los sujetadores de su vestimente y caminó un poco, hasta que comenzó el terremoto. Dalbor lo sujetó como para protegerlo, a lo que el Hobbit asintió como agradecimiento.

-Esto no es bueno, no es nada nada bueno -dijo algo asustado. El Hobbit estaba algo nervioso así que tomó un poco de su viejo tobby, lo puso en su pipa y muy pronto comenzó a fumar, como si aquello le ayudara a aclarar la mente.

-Hay que encontrar una forma, debe haberla… -dijo imitando un poco lo que hacía Éovan para ver si descubría algo de ayuda, solo que esta vez el tiempo apremiaba.

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Al igual que Éovan, para Hob tiro 4dF con Sagaz +2 para intentar descubrir algo que sea de utilidad.

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No le encontró gran cosa a ese pedestal, hasta que Eóvan dijo que tenía la forma de un sol, y recíen ahí observando mejor, se dio cuenta de que así era... empezó a entusiasmarse, si ponía el sol que había encontrado en aquel pedestal, capaz se abría una puerta oculta hacia un tesoro, podía ser que estuviera a pocos pasos de hacerse asquerosamente rico.

Mientras Eóvan desquitaba su irá por el cadáver de uno de los soldados que al parecer era amigo de su padre, nadie comprendía bien porque los habían mandado a ellos primero, aunque a Milo eso mucho no le importaba, después de todo quizás encontrará un gran diamante.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando todo empezó a temblar, como si de un terremoto se tratará, y el la única salida de aquel lugar quedaba sellada por enormes piedras, que habían aplastado a dos hombres de Eóvan y dejado algunos del otro lado.  Milo apenas se pudo mantener de pie, sosteniendose del pedestal.

Aprovechando la confusión, y viendo que Hob y Eóvan daban vueltas por el lugar buscando alguna salida, sin pensarlo demasiado, saco con cuidado el sol que había encontrado en aquel prisionero y lo colocó en el pedestal, esperando que eso lo llevará a una gran riqueza, aunque si no encontraba salida, probablemente iban a quedar enterrados junto con ella.

Una vez que encontró una buena posición en el techo para escuchar que tanto pasaba allí adentro, y estando oculto... se dió cuenta que le estaban dando una tremenda paliza a la elfa preguntando por un objeto que tenía la mujer.

Tenía que buscar una forma de entrar a la casa sin derrumbar, para poder ver mejor cuantos orcos había, y que probabilidades tenía de ayudarla, en primer instancia buscaría algún hueco si bien no se había derrumbado podía tener algún lugar roto por el cual entrar, o alguna ventana, en segunda instancia una vez que logrará entrar debía ser muy sigiloso para conseguir una posición beneficiosa allí adentro, por eso debía de entrar por el techo, para quedar en una posición elevada... una vez allí podría analizar mejor las probabilidades que tenía.

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Tiro 4df con Furtivo +2 para ver si puede entrar a la casa sin derrumbar y colocarse una vez adentro en una posición beneficiosa.

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Mientras Éovan intentaba en vano saber qué hacer, Hob volvió a tropezar con algo. Aparentemente, era una placa en el suelo muy bien escondida. Cubierta de polvo, sí, pero bien pulida y de un material parecido al mármol, sólo que muy oscuro. Estaba detrás del pedestal del sol, pero tan oculta, que era casi imposible descubrirla si no sabías que estaba allí.

Cuando la pisó sin querer, no sucedió nada. Pero en eso, Milo colocó su "sol" en el pedestal. Efectivamente, esa bola negra pulida comenzó a brillar, y su luz se proyectó hacia todos lados, pero en especial atravesó a Hob y dio contra la pared posterior, lisa, de la sala. Y al hacerlo, la luz formó un arco que recordaba ciertamente a una puerta, o entrada. O salida.

Dalbor colocó su hacha sobre la cabeza de Hob, a modo de evitar que algunas piedras le golpearan directamente. El lugar se estaba cayendo a mucha prisa.

-Bien, suerte de último momento, parece... -comentó- ahora sólo hay un camino...

Luego, tomó a Hob y lo lanzó hacia el "portal", sabiendo que no podía ser peor que una muerte segura por aplastamiento.

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Ereinion buscó algún lugar roto por el cual entrar. Había uno en el techo... se notaba bastante frágil. Podría colarse bien si tenía cuidado. Lo que ocurrió fue que justo cuando estaba a punto de hacerlo, el pie que no debía se deslizó por la parte débil del techo y abrió un agujero más grande por el que cayó, haciendo un fuerte ruido al impactar en el suelo. Delante de él estaba la elfa, atada de manos a una viga porque ya no podía sostenerse en pie, y alrededor de él le miraban incrédulos 3 fieros orcos.

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Éovan

Éovan estaba muy metida en su mente, intentando encontrar algo que les ayudara a salir, tanto que no notó cuando Milo acercó la bola negra al pedestal ni cuando Hob encontró aquella placa en el suelo. Sin embargo, cuando la luz iluminó el lugar fue imposible ignorarlo.

-¿Pero y eso? -preguntó viendo aquel sol brillar y marcar algo que parecía ser una puerta.

No se quedó mucho a averiguar que era, si no se movía pronto era seguro que allí moriría. Para no dejar librado al azar al unico miembro que quedaba de su compañía de Ithilien pegó un grito antes de cruzar el portal.

-Sal de la torre por la puerta principal, creo que encontramos una salida -le advirtió, para que no se quedé corriendo piedras en vano, aunque la rubia no sabía si sobreviviría a la caida de la torre. Luego de aquello atravezó el portal sin dudar.

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Hob

El Mediano se emocionó bastante al descubrir algo oculto en el suelo, lo analizó por unos momentos preguntándose qué podría ser aquella placa y cómo podría ayudarlos.

-Creo que encontré algo... -dijo, aunque más para sí mismo que para los otros. Fue entonces que Milo puso la esfera en el pedestal. La luz fue tan fuerte que tomó por sorpresa a Hob quien estaba embobado mirando la placa en el suelo. Solo cuando sus ojos se acostumbraron a la luz notó el portal que había enfrente suyo.

Esperó a que no caiga ninguna piedra encima suyo y que Dalbor quite su hacha para levantarse y limpiarse un poco el polvo.

-Efectivamente, parece que compramos nuestro boleto de salida ¿quién lo hubiera dicho? -se preguntó algo emocionado, aunque de un momento al otro Dalbor lo tomó- ¿Eh? ¿¡qué sucede!? -se quejó pero sin mucho éxito, su compañero ya lo había lanzado hacia el portal, solo restaba ver qué había del otro lado.

Una vez colocado el sol, unas luces empezaron a dibujar lo que parecía una salida, o el camino a una gran riqueza.  Sus ojos se iluminaron de la emoción, aunque tuvo que hacer algunos movimientos ágiles para que las piedras que caían de forma más persistente sobre el grupo no le hicieran daño.

Cuando se dio cuenta, se había quedado solo en aquel lugar, ya que los demás habían cruzado ese portal que había aparecido.

-- Si llegan primero que yo se van a quedar con los mejores artefactos, ah no, de eso nada.  Se dijo así mismo, para luego dirigirse hacia el portal con gran prisa y cruzarlo, aunque no era debido al peligro inminete del derrumbe, sino a la desesperación de conseguir mejores cosas que los demás.

Encontró un hueco en el techo de la casa sin derrumbar por el cual podía entrar, y así lo hizo, aunque parecía algo frágil, intento tener cuidado pero no obtuvo buenos resultados, uno de sus pies resbalo un poco y cayeron pedazos de techo al suelo, haciendo un gran ruido y dejandolo expuesto ante las miradas sorprendidas de tres orcos, que se vían bastante problematicos.

Rápidamente tomo su arco y disparo varias flechas hacia donde se encontraban los orcos, con intención de interceptar aquelos tres blancos lo más rapido posible, antes que atacaran o llamaran resfuerzos.

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Tiro 4dF, con rápido +3, para intentar abatir a los orcos velozmente.

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Ereinion tenía la iniciativa a pesar de haber fallado en su intento de sigilo. La razón era simple: los orcos no lo esperaban, y fueron tomados por sorpresa. Sin embargo, a pesar de que Ereinion disparó varias flechas, dos dieron en distintas protecciones de los orcos. De todas maneras, la más importante dio en el cuello del orco que estaba abalanzándose escaleras abajo, para avisar al resto. Los dos que se salvaron increíblemente, se abalanzaron sobre él.

Ahora Ereinion debía defenderse de dos espadas que ya caían sobre él, antes de siquiera pensar en salvar a la elfa.

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Nota: Tendrá que elegir un atributo para sumarle a la tirada de defensa. Por supuesto que el atributo debe coincidir con las acciones, ej: si se elije vigoroso, la defensa deberá ser chocar con los orcos, etc.

Ereinion perdió la iniciativa, los orcos conocen el lugar y él no. Dificultad: 2.

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Pasaron por aquel portal con una extraña sensación de quietud y movimiento en el mismo momento. Milo comprendió qué significaba aquel "sol" que brillaba en la bola que había encontrado. La esfera simplemente estaba reproduciendo parte del paisaje que ahora tenían, por completo, delante de sus ojos. Un atardecer magnífico, en lo que a toda regla era una isla.

Detrás de ellos, el mar. La playa era pequeña, a los costados de ella ya comenzaban los elevados acantilados. Esa playa hasta parecía un pequeño puerto natural. Mas allá, en el horizonte, no podía distinguirse ningún rastro de otras tierras.

Delante de ellos, cuando acababa la playa, comenzaba la vegetación decorada también con unos pocos árboles. Un descuidado camino se internaba tímidamente entre la maleza. El lugar a pesar de ser el atardecer, estaba poniéndose bastante caluroso. Ya se veían las primeras estrellas en el cielo rojizo y la naturaleza que hacía su trabajo con insectos, y algunos animales pequeños por allí, cazándolos.

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Éovan

Al cruzar el portal, el paisaje cambió totalmente.

-¿Dónde se supone que estamos? -preguntó Éovan inmediatamente, habiendo apenas observado su alrededor. Sin embargo, eso fue lo siguiente que hizo.

El lugar le pareció muy hermoso, pero también preocupante. Tal como su deber se lo indicaba, comenzó a analizar la situación y habló seriamente con su reducido grupo de compañeros.

-Muy bien, no se ven tierras alrededor de esta isla. Tenemos un único camino que se pierde entre la maleza y parece que no tarda demasiado en anochecer. Es obvio que no tenemos gran equipo para acampar, así que sugiero tomar nuestras espadas y continuar el camino. -les comunicó a todos. Como esta vez no parecía haber una batalla inminente ni enemigos cercanos aquella opción era, para Éovan, la más conveniente.

-No tengo idea de dónde estamos, pero si esto estaba preparado en aquella torre sin dudas por algo estamos aquí -concluyó.

Sus flechas habían derribado uno de los tres orcos, pero el más impotante puesto que era el que estaba corriendo para ir a buscar refuerzos, mientras tanto los otros dos se lanzaron al ataque contra el elfo.

Tenía que esquivar las espadas que bajaban hacia su cuerpo, su mejor defensa era la evasión... en primer instancia para esquivar los ataques, y en segunda instancia para dejar a los enemigos mal parados y contraatacar.

En otras ocasiones sus rápidos reflejos, sus giros espontáneos, sus saltos hacia atrás, y sus piruetas le habián salvado el cuello, y esta vez no sería distinta a las otras.

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Tiro 4dF con rápido +3 para defenderme de los ataques esquivandolos con movimientos como giros y piruetas, de forma ágil y veloz.

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Todos escribió:

Hob Bolgo

Al ser arrojado, Hob cayó del otro lado del portal y no vio inmediatamente lo que había frente a sus ojos. Se levantó haciendo algo de fuerza y por fin miró un poco, justo cuando los demás iban entrando.

-Pueden decir lo que quieran pero este lugar es espectacular -como siempre, el hobbit parecía encantado con aquellas cosas que solo parecían existir en historias antiguas, en sus cuentos o en los viejos relatos de la comarca. Lo que más llamó su atención fueron los acantilados que se veían desde aquella isla, se quedó mirandolos unos cuantos segundos hasta que Éovan habló.

-Supongo que no hay otra opción que elegir ¿no? Adelantarse a lo desconocido... -mencionó, aunque no parecía decirlo con miedo sino con algo de emoción.

Empezó a buscar un poco entre sus cosas cuando ya se veía venir el fin de aquel hermoso atardecer, revolvió en sus bolsillos y se dio una palmadita en el pecho, justo donde había un muy pequeño bulto que indicaba un bolsillo interno.

-Solo espero que no se me acabe el Viejo Tobby. -dijo con un tono de voz particularmente seco y preocupado.

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Ereinion fue capaz de escapar de la primera cimitarra con una gran pirueta, saltando sobre una mesa. Pero el segundo orco partió la mesa a la mitad antes de que el elfo pudiese saltar nuevamente, arrojándolo al suelo.

Si bien ahora podía recuperar la iniciativa y hacer algo, desde el suelo y por la segunda caída en pocos segundos, se le haría un poco cuesta arriba. Y además uno de los orcos parecía tener la intención de dirigirse hacia la elfa. Quizás para que actúe como rehén en la situación y poner en un aprieto mayor a Ereinion.

-¡Oigan tontos! -gritaba ese- ¡Hay un elfo aquí, se coló una rata en la ciudad! -pedía ayuda a los alaridos limpios.

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Ahora Ereinion puede intentar hacer lo que desee otra vez. Los orcos han creado el aspecto "Sacudido" y podrán invocarlo generando un +2 en su próxima tirada.

Recuerdo que los resultados de las tiradas se pueden modificar con puntos FATE. Gastando un punto para repetir la tirada, o para invocar un aspecto o proeza (ser ágil como un elfo por ejemplo) que agregue un +2 a la tirada o permita hacer una acción especial (en caso de proezas).

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Dalbor

-Sí, no hay mucha opción. O nadamos hasta ahogarnos, o seguimos el camino.

Suspiró, y miró a Hob, que se preocupaba por su tabaco.

-Has estado fumando mucho... ten cuidado...

Hob sabía que tenía un último paquetito de hierba aún, pero llevaba rato buscándolo.

Mientras tanto, se acomodaban un poco para comenzar a viajar. Alguna vara para apoyarse, y el hacha de Dalbor al frente, por supuesto, cortando todo lo que se interponía. El viaje era largo, y la noche hacía que los tropiezos se multiplicaran, por más que llevaba cada uno una antorcha.

Al cabo de unas horas encontraron que el terreno comenzaba a subir. Y de pronto, la noche se cerró más, adelante. Se dieron cuenta de que era porque la vegetación comenzaba a chocar contra algo. Eran paredes... adelante se alzaba un muro, una estructura hecha por el hombre probablemente. Pero empezaba después de que la cuesta se profundizara. Era como una estancia, construida sobre un túmulo de tierra. Estaba tan enredada esa maleza, que apenas si podía verse la piedra.

Dalbor clavó su hacha algo cansado ya.

-No me quejaría si nos detenemos para comer...

Dalbor, en su afán por seguir cortando y continuar el camino -y ya no quejarse- acabó vencido por su propio peso y cayó hacia atrás unos metros, quedando en medio de Hob, Éovan y Milo.

Se sacudió un poco al levantarse, agradeciendo la ayuda de quien esté dispuesto a ayudarle. Luego señaló hacia arriba.

-Creo que he cortado suficiente como para que alguien ágil vaya a dar un vistazo. Algo me pareció ver, algo en el suelo, o algo así. Pero no estoy tan seguro. No se me da muy bien escalar, y está bastante oscuro...

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La cuesta se pronuncia aún más, hacia arriba y luego se normaliza un poco. Unos metros después comienza el muro. Dalbor contó que hay algo entre la cuesta y el muro, en el suelo, pero no pudo verlo bien. Cualquiera que quiera intentar subir tomándose de la maleza o de algún otro modo, y ver lo que allí hay, deberá hacer una tirada de algo que sirva para la situación y superar una dificultad de 2.

Hob puede entregar un punto FATE para encontrar su paquete de tabaco, o darse cuenta de haber perdido el paquete, para ganar un punto FATE.